¿Humanidades?

Ya me habían tildado de «loca» cuando dejé las Ciencias Naturales en la UPR (química) por las Humanidades, Estudios Hispánicos. La pregunta en boca de muchos, incluyendo consejeros académicos, fue desde «pero, ¿estás segura???» a «pero, ¿y qué vas a hacer con eso?».
Quizás no sepa que voya a hacer, pero, con eso voy a ser y soy profesora, escritora, pensadora, embelequera y viajera.
En el campo laboral, las preguntas todavía se asoman, sobre todo por parte de quienes no entienden las Humanidades y a veces también por otros profesionales que no entienden cuál es el «producto».
Resulta que en la universidad donde enseño, en la facultad de Letters & Sciences, las Humanidades son las que generan mayores ingresos…¿y las que más cuestan? Ésas son las ciencias.
Y ahora, ¿quién no querrá defendernos?

Ricas lecturas

Empezó enero y me cayeron en las manos una serie de fascinantes lecturas. Me encontraba el día de año nuevo pululando en el aeropuerto O’Hare y aproveché para novelerear en la librería donde encontré una grata sorpresa: Periodic Tales: A Cultural History of the Elements From Arsenic to Zinc (Hugh Aldersey-Williams). Ya en Miami, esperando por mi vuelo atrasado a San Juan, me había degustado las primeras 100 páginas del libro. Como buena ex-estudiante de química que se fue por las Humanidades, este hallazgo significaba que había encontrado el libro que siempre había deseado leer. Aún no lo he terminado…no quiero que se me acabe todavía.
En Puerto Rico, el 3 de enero fui a Libros AC, donde compré la novela Barrachina (Manolo Núnez Negrón) y la edición de Roberto Ramos Perea de las novelas de Alejandro Tapia y Rivera sobre el personaje Póstumo. Esa misma tarde, me adentré a Barrachina frente a una playa de Dorado, imaginándome parajes en Puerta de Tierra, y me la leí en menos de una hora. Al otro día, me dediqué a Tapia, aunque aún me falta bastante para terminar las dos novelas.
El 5 de enero fue el turno de Librería Mágica en Río Piedras, donde conseguí: Caparazones (Yolanda Arroyo Pizarro), Polifonía caribeña (Carmen Centeno Añeses), Sobre mi cadáver (Marta Aponte Alsina) y Sobre a destrucción (Guillermo Rebollo Gil).
El libro de Carmen Centeno Añeses fue un gusto leer en una tarde pre-Reyes, por la prosa amena, incisiva y reveladora del ambiente sociocultural de la Isla, su Caribe y su latinidad, con todo y su Calle 13.
Caparazones es una joya de narrativa personal-global, creando un mundo en que la experiencia y el activismo resultan ser de proporciones tan cósmicas como íntimas.
Sobre la destrucción lo leí en el vuelo de San Juan a Chicago, como entremés entre capítulos de Periodic Tales. Es un poemario de la vida urbana, la vida de urbanización y sus márgenes, en una isla cuya «carreta» ha dado huracanados virajes.
La breve novela de Marta Aponte Alsina también la leí en corto tiempo, nuevamente entusiasmada por esas historias de familia que, aunque sean o hayan sido de alcurnia, han quedado también en los márgenes del ideario de la supuesta gran familia puertorriqueña, ideario donde la familia se vende como un locus de perfección.
Todavía, menos mal, me queda Tapia y Rivera…y poco menos de la mitad de los Periodic Tales.
No se me hubiera ocurrido mejor manera de comenzar el 2013.